viernes, 19 de octubre de 2007

Espero

Tengo las horas contadas y los nervios de punta, pero no albergo pánico. Se que espero a mi amigo en el sitio indicado. Sospecho que se tomara su tiempo, pero no faltará. Reconocí que no renunciaría a compartir su secreto conmigo, como no renuncia jamás a una pregunta antes enunciada. Y la verdad es que necesito de sus reflexiones, que empujemos juntos la puerta que conlleva a la creatividad, a todo lo espontáneo, donde nos alejamos del mundo de las personas mayores. El reconoce mi necesidad, se sabe especial para alguien más que una zorra y una oveja, y me premia con una sonrisa.
¿Es posible que una persona sea domesticada, aferrarse de tal manera a algo efímero, o mas que eso, algo improbable, sentirse salvada por el fuego, contar con alguna esperanza de escuchar el canto de una roldana en pleno desierto? Mi amigo sabe de amores por una rosa, ha enfrentado tareas hostiles con los baobats y soportó el dolor de fulminarse en la Tierra por alcanzar una estrella. Conoce todas mis batallas, nadie mejor para socorrerme.

Ahora veo su cabellera dorada; ese cuerpo que parece dotado de toda inocencia e ingenuidad, pero que sin duda alguna ha llenado de calma y luz todo mi Asteroide.

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